Miscelania
Decir no. A un trabajo que tenía buena pinta.Pero es que entonces aparece Pepito Grillo...(gracias a ese niño grande de tremendos ojos azules) haciéndome las preguntas que yo no soy capaz de hacerme, preguntas sencillas:
- ¿Qué has venido a hacer aquí? Fotos
- ¿Necesitas realmente el dinero? Simpre se necesita el dinero.
- ¿Vas a hipotecar el tiempo en "ese" trabajo? Sí, realmente sería eso, porque el trabajo es a full-time
- ¿Realmente es lo que quieres hacer? NO.
En fin.. que cuando a una le hacen las preguntas correctas... una es capaz de responder correctamente.
La receta de Rabel. Parece que el otoño es tiempo de setas. Rabel me hizo algo exquisito (yo he intentado hoy repetir... y no.. la cosa es que no me ha salido igual, niñaaaaaaa). Carpaccio de champis (receta que sería la envidia del chef de la blogosfera....). Champiñones fileteados, queso (mejor un parmesano durito), un aceite bueno y perejil (si puede ser fresco mejor)... Yo igual le pondría albahaca.. pero eso es por el olor, que el olor a albahaca me mata. Y echo de menos.... sus niños, las risas, la calidez de su casa, la complicidad, el entendimiento que se establece entre dos mujeres que podrían ser hermanas (que igual lo fueron)
Dos visiones de la pareja. Estos días, hablando con dos personas cercanas (por diferentes motivos), me he dado cuenta que las que defendían son dos de las posiciones más extendidas respecto a las relaciones humanas.... El primero, desde la indefensión y el miedo que produce la soledad. La sensación es que la mayoría de matrimonios están basados en "esto es lo que hay" (y me parece triste.. la verdad). La segunda, una alegoría a la libertad, que tampoco me creo del todo, el "somos dos personas libres que decidimos estar juntas". En el primer caso la imagen que me viene es el de una pareja, cenando en un restaurante, sin dirigirse apenas la palabra, ni mirarse a los ojos. En el segundo, la imagen es la misma pareja, cenando con mucha gente, todo muy social y muy poco íntimo. Lo ideal, igual es una imagen intermedia, mirar a los ojos del otro, sabiendo que se mira en la misma dirección, y ser capaz de compartir una cena con amigos y también de disfrutar de una velada íntima.
El Lidl. Debajo de casa, hay un Lidl. Hoy, como muchos días al volver de clase, un grupo de personas esperaban en la puerta con sus carritos de la compra, esperando que "tiraran" todos esos alimentos pasados o con mal aspecto, pero todavía comestibles. Me ha llamado especialmente la atención una mujer de pelo blanco, largo, cogido en un moño alto, vestida con un abrigo negro y unas zapatillas de paño. Caras serias. Caras tristes. Y la sensación de la fragilidad otra vez aparece. Lo fácil que es que se traspase la linea que separa una clase media endeudada de la pobreza. Un blog interesante, que me descubrieron hoy: http://www.sinhogar.org/
Fernando Marcos. Sin palabras. Sus fotos. Su capacidad para demostrarnos los virajes (el selenio, el sepia), los papeles, los montajes... Su humor. Y su mirada de ojos tristes. Me encantan esos hombres que tienen los ojos tristes.