El cementerio de la Almudena
Hoy estuve en ese enorme cementerio. Parece que si los muertos no son de uno, se va con menos dolor. Me colgué la cámara al hombro (después de la sesión de ayer en el gimnasio no me siento los brazos.. ) y me fui a "pasear".
Curiosa costumbre, limpiar las lápidas y poner flores frescas en las tumbas de los difuntos. Luego siempre hay la nota de color: una familia de gitanos, sentados en sillas plegables, de esas de ir a la playa o al campo, de esas de rafia de rayas... con la neverita y los bocadillos, con los niños corriendo alrededor de los sepulcros.... realmente asombroso. Ni en México había visto yo este despliegue de medios. Y eso que allí se emborrachan con los muertos...
Y como siempre me sirve para reafirmarme en algo en que siempre he creído. Que me quemen, que me tiren por ahí, si puede ser al mar Cantábrico.. y si no es mucha molestia, mejor en el Cabo Ortegal... esa punta mítica, llena de gaviotas y misterios, que necesito visitar de vez en cuando.
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Yo de mayor quiero ser petróleo.
Pues solo nos falta. Gastos medioambientales por la contaminación de los mares con las cenizas de los muertos. Nada, nada! Ni a eso llegan las posibles desventuras del pensamiento. Cuando mueras, pues que te importa lo que harán contigo?
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