viernes, julio 06, 2007

Cristina García Rodero

Viéndola (físicamente) nunca dirías que es una reportera... Ella misma se define bajita, con las manos pequeñas y lenta. Una se imagina que las fotógrafas de reportaje deben ser estilo Lara Croft :p Viendo sus fotos sabes que es una pedazo de fotógrafa (ya quisiera Lara Croft). La que más me impresionó fue la del confesionario, no por la foto en sí, sino por lo que me trajo a la cabeza. Recuerdo que la utilizamos para la portada de un fanzine que se hacía en Badía (hace mucho, mucho tiempo) y que maquetaba Albert. Hasta hace poco más de un año los originales de los primeros ¿trece? números andaban en mi casa; hasta que le devolví parte de sus cosas al cafre que no supo (o no quiso) recogerlas cuando tocaba.
Pero Cristina me recordaba a mi tía Juana. Además, tiene esa pintilla de maestra que defiende. Y alucina con sus alumnos (eso se nota). Empezó dando clases de dibujo y ahora combina sus reportajes (que se autofinancia) con clases de fotografía en la facultad de Bellas Artes. Y nos anima a luchar por aquello en lo que creemos, porque si ella ha conseguido publicar un libro y hacer una exposición ¿por qué no lo vamos a conseguir nosotros?.
Una de las cosas que me propuse para este año es publicar alguno de esos libros que tengo a medias. Hoy la clase con Ramón Zabalza me ha dado otra vez ese aire que necesito de vez en cuando para recordar que sí, que mis textos a determinadas personas les llegan. Me decía que el texto de la maqueta del libro que hoy hemos tenido que entregar estaba muy bien... y con quasicomplicidad reconocía algo así como: "siempre las mismas historias... y los humanos caemos una y otra vez. No aprendemos". Evidentemente se refería a las relaciones.


Cuando Ramón Zabalza nos propuso en su seminario diseñar la maqueta de un libro con material nuestro, no tuve ninguna duda sobre qué material iba a utilizar.
Tengo esa edad en que empiezan a tener peso la experiencia, las vivencias, los proyectos realizados y especialmente los no realizados. Esa edad en que empiezan a notarse los daños: los causados por el tiempo, las fricciones (cosas de relacionarse con el mundo), los desencantos y los desengaños.... Aunque siempre espero que el escepticismo no se apodere de todo.
Viví media vida con un hombre del que me separé hace apenas tres años. Lo aprendimos todo el uno del otro. Nos hicimos adultos el uno junto al otro. Y un día todo se rompió, de la peor de las maneras. Pasé casi un año intentando entender. Buscando la explicación a eso que mi abuela llamaba “el camino que nos marca el destino” y que siempre me resistí a creer. Tuve la oportunidad de ”sufrir” y de “disfrutar” separaciones ajenas. Similares o no a la que yo había vivido, pero con unos patrones básicos. Porque la esencia siempre es la misma. Y la reconstrucción que uno vuelve a hacer de la vida, porque inevitablemente el mundo sigue girando, también fue parecida.
Así que mi cabeza le sigue dando vueltas buscando los puntos de inflexión donde las relaciones cambian de curvatura y empiezan a volverse frágiles. Y en qué momento la fragilidad se cruza con la rigidez y provoca las rupturas. Y aunque no todos los procesos son iguales, sí que hay ciertos temas que se repiten. En eso estoy. Buscando temas.

4 Si quieres decir algo, PINCHA AQUI:

Blogger Marquexxx said...

Te lo había prometido el jueves que iba a buscar el texto ese de que me hizo acordar nuestra charla con Ramón, y aquí está.
Es de Mario Quintana, uno de los grandes poetas brasileños, que tiene una historia increíble, un poco triste. A pesar de haber publicado muchísimos libros, ha trabajado hasta el último día de sus 87 años. Un famoso jugador de fútbol brasileño, Paulo Roberto Falcão (estuvo aquí por Italia muchos anos), nacido en la mismísima ciudad que había hecho de Quintana ciudadano honorario, lo acogió en un hotel de su propiedad cuando el poeta no tenía donde vivir.
Bien, Quintana es muy famoso por sus hay kais, estos poemas en estilo japonés muy graciosos. Pero ha hecho de todo. El que te envío se llama "Pequeño poema didáctico". La estrofa que más me gusta es la última, que dice: "Todos los poemas son un mismo poema,// todas las borracheras son la misma borrachera,// no es de una vez que se muere...// ¡todas las horas son horas extremas!". Es un poco como me siento, creo que también te sonará...

Besos.

Pequeno poema didático

O tempo é indivisível. Dize,
Qual o sentido do calendário?
Tombam as folhas e fica a árvore,
Contra o vento incerto e vário.

A vida é indivisível. Mesmo
A que se julga mais dispersa
E pertence a um eterno diálogo
A mais inconseqüente conversa

Todos os poemas são um mesmo poema,
Todos os porres são o mesmo porre,
Não é de uma vez que se morre…
Todas as horas são horas extremas!

7 de julio de 2007, 12:55  
Blogger Fatima said...

:-) Sí.... parece que todas las borracheras sean la misma borrachera... y todas las soledades la misma soledad... y todas las tristezas la misma tristeza....
Qué bueno que andes por aquí!!
+ bss

7 de julio de 2007, 23:46  
Anonymous Anónimo said...

Si,cada vez queda menos gente a tu alrededor.¿Por qué será?

8 de julio de 2007, 12:43  
Blogger Fatima said...

¿Serán las vacaciones? :-P

8 de julio de 2007, 18:11  

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