miércoles, mayo 16, 2007

La amistad

A mi esto de los amigos me parece una cosa seria. Seria e importante. Seria, importante y necesaria. Siempre he presumido de tener buenos amigos (y amigas), pero el mérito no es mío, evidentemente es de ellos. Y sí, seguramente es cierto eso de que acabamos rodeándonos de las personas de las que nos sentimos más cómplices. Aunque a veces, juega el azar en eso de "qué tipo de personas nos vamos encontrando en la vida". Hablando con A., acabamos discutiendo sobre eso tan manido de las relaciones que se establecen entres hombres y mujeres, y lo "diferente" que es la amistad entre mujeres y la amistad entre hombres ¿?. Yo con esos topicazos no puedo (con otros sí, he de reconocerlo). Será que siempre me he rodeado de mujeres hermosas por fuera y sobretodo por dentro, que es lo que las convierte realmente en buenas amigas. El caso más especial quizás, es con Mariajo (aunque ella a veces se empeñe en pensar que no la siento así), porque es una de esas personas con las que tengo menos cosas en común (siempre reímos sobre la ropa, los tíos o las pelis... porque no hay manera de que nos pongamos de acuerdo en nada), y sin embargo nos buscamos y nos queremos casi como hermanas (yo no sé exactamente cómo se quieren las hermanas, pero debe ser algo similar a esto), y nuestra relación quizás es la más larga que mantengo con diferencia, y eso quiere decir casi veinte años. Eso no quiere decir que la quiera más o menos de lo que quiero a Yolanda, a la Juanilla o a Mariagnés... pero sí que la convierte en una persona especial para mí, y sí que es a la que más busco cuando tengo problemas. Quizás porque me conoce el punto. Ese justo entre zarandearme y darme un abrazo o regalarme una flor. Y sí, yo también la echo de menos.
Yo no sé si todos los hombres pueden presumir de tener amigos con una relación como la que yo tengo con mis amigas. Pero no parece que el "coleguismo" ese del que tanto presumen muchos tipos tenga nada que envidiar a lo que yo vivo y siento por ellas. Ea.
Y sigo soñando. El otro día aparecía Agnés. A Agnés la conocí en un viaje a Egipto. Un viaje loco en que yo andaba aún entre muletas y lágrimas. Durante meses fue un nuevo apoyo, y lo cierto es que es una de esas personas que se ha mantenido ahí. En esta edad en que una parece que ya no vaya a hacer más amigos, qué suerte descubrir que aún me quedan muchas personas por conocer. Recuerdo que en esa primera etapa, cuando yo hablaba de mi ex, a ella se le humedecían los ojos y le afloraba la rabia, esa que te sale cuando alguien que empiezas a apreciar e incluso a querer lo ves tan dañado que no sabes qué hacer. Ella me decía "Jo, si em trobés a l'Albert pel carrer, crec que li fotreria d'osties!!!".... Eso acababa en una enorme sonrisa. ¡¡¡Qué bien se siente una así de comprendida!!!. Hace un par de días, aparecía en un sueño una cena ficticia en la que coincidían Albert y Agnés... y Agnés me decia: "Doncs, no sembla tan mal tio".... Una busca explicaciones a los sueños, aunque sueños son. Lola dice que me falta perdonar, que tengo que acabar de sacar todo ese odio. Yo le digo que el odio no es tan malo como nuestra cultura cristiana nos ha intentado inculcar. Pero supongo que algo de razón tiene. Y algun tipo de curación (más) no me iría mal.
Ayer estuve cenando con las niñas y Jose (el portero favorito) y su novio en el griego (me van a dar el carné VIP). Sigo pensando que el mejor plato es la musaka (con diferencia). Queríamos celebrar mi cumple (que llevo casi un mes celebrando) y la llegada del bebito (o la bebita). Luego fuimos al Habibi, porque a Lola se le antojó una sisha (bueno, y que quería ver a Alí, un amigo egipcio). Cómo le gusta lo moro a la niña ;-).
Y hoy día de visitas médicas. Pero eso mejor lo explico en otro post, que este se me va alargando....

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